En condiciones de una dictadura fascista la propaganda es muy importante, pasa a ser una forma de lucha fundamental. Así como los poetas dicen que la poesía es un arma cargada de futuro, un volante es un arma cargado de futuro.
Para que haya propaganda, tiene que haber plata; hay que comprar las hojas, la tinta, hacer los planograf (me muestra un original de la clandestinidad, que explica como se hace un planograf), tiene que haber gente que compre sin despertar sospechas, quien luego imprima y reparta la propaganda fábrica por fábrica. O sea que detrás del volante estaban decenas de compañeros y compañeras, los que juntaban la plata, compraban las hojas, luego los que imprimían, los que repartían, el que te vendían las hojas, que también se arriesgaban. Aún falta un reconocimiento a toda esa gente. (ver Testimonios)
Claudia Álvarez:
Claro, porque eran matrices que eran mucho más duras que las comunes; tienen más resistencia y sacas mejor definición al imprimir. Se podía usar en un mimeógrafo o en un planograf que nosotros teníamos por cientos. No se si ustedes se acuerdan que allá por los años 76 y 77 se redistribuyeron por todos lados por parte de la UJC y del Partido. Eran los “cuadros de Picasso” que del lado de atrás tenían el marco del planograf. Esas matrices eran mucho más resistentes, eran aptas para aumentar la impresión en planograf. (ver reportaje en Ala salto del 80)
Manual clandestino para aprender a hacer crayolas y hectógrafos.
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